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Cómo evitar las inoportunas lesiones

Sonia Bejarano nos ayuda a como evitar lesiones que aparecen en los momentos menos indicados.

bejaranoPara muchos, las lesiones son el caballo de batalla con el que luchar de manera habitual. Correr con dolor no es normal y las lesiones es la punta del iceberg que nos indica que algo en nuestra preparación u organismo no está bien pero

¿por qué nos lesionamos?

Si la carga de entrenamiento no es adecuada o nuestro organismo no está sano tendremos muchas probabilidades de terminar padeciendo alguna de las lesiones más típicas, contracturas, roturas de fibras, tendinitis, fascitis o incluso en los casos más graves, fracturas de estress.

¿Cómo puedo evitarlas?

En primer lugar, las lesiones no son algo que venga añadido per se con la práctica deportiva. Aunque cada vez son más habituales en los corredores, es un síntoma de que algo no estamos realizando correctamente, por lo tanto, debemos prestarle la atención que se merece. Siempre que tengamos cualquier lesión deberíamos estudiar en detalle qué posibles causas la han podido producir; si estamos pasando por una etapa de estress en casa o en el trabajo, si nos estamos alimentando correctamente (productos frescos, frutas y verduras), en cantidad adecuada e ingerimos suficientes líquidos y sales minerales (incluso en invierno) o por el contrario no prestamos atención a una dieta adecuada. A veces, los casos comentados pueden derivar en roturas de fibras que son fácilmente evitables si tomamos suficiente consciencia.

En otros casos, deberíamos evaluar nuestra actitud hacia el entrenamiento y comprobar si hemos conseguido llevar la progresión programada por nuestro entrenador en las sesiones, o por el contrario, hemos implementado los entrenamientos con un volumen e intensidad que no correspondían al momento actual. Son numerosos los casos en los que el deportista, llevado por un exceso de motivación, no cumple con lo planificado, saltándose los principios de progresión y adaptación utilizados por el entrenador. La paciencia y compresión del momento físico debe ser una de las cualidades clave en todo corredor que quiera completar sus objetivos sin parones por lesiones.

Otro punto a considerar son los cambios introducidos. Un cambio de zapatillas, cambio de plantillas o de superficie por la que corremos, puede derivar en periostitis, tendinitis aquíleas o fascitis. Mantente alerta cada vez que cambies de zapatillas o plantillas e introdúcelas poco a poco. Del mismo modo, si cambias la superficie por donde corres habitualmente y de manera inmediata debes pasar a otras, extremadamente blandas o por el contrario muy duras o incluso inestables, disminuye tu tiempo de sesión si es necesario para evitar sobrecargas o contracturas musculares. Un rodaje por un camino embarrado o nevado, puede hacerte parar 24-48h si hemos sobrecargado en exceso. A veces, no merece la pena obsesionarnos con completar una sesión. Sopesa las circunstancias que te rodean y evalúa cuánto puedes perder y cuánto puedes ganar en cada entrenamiento. El objetivo del entrenamiento es siempre sumar. Si los riesgos son mayores que los beneficios que pueda conllevar la sesión, habrá que adaptarse y optar por modificar el entrenamiento para seguir avanzando sobre seguro.

Por último, si creemos que nuestra lesión no se debe a ninguno de estos casos y tampoco viene a consecuencia de un accidente (tipo esguince o torcedura), piensa en la necesidad de aumentar el descanso. A veces estamos tan centrados en el entrenamiento como manera de progresar, que se nos olvida que antes de introducir nuevas cargas debemos asimilar las realizadas. El tiempo de descanso o recuperación para un grupo de edad suele ser más limitado que la de un profesional. Las largas jornadas laborales, compromisos familiares y viajes no son contabilizadas como horas de entrenamiento, sin embargo, interfieren de manera directa en la asimilación del mismo. Como no es deseable dejar de hacer estas tareas en nuestro día a día, comenta con tu entrenador todas las actividades que desarrollas, ya que él sabrá como equilibrar la carga de entrenamiento adecuada a tus compromisos.

Recuerda, guíate por hechos objetivos en lugar de dejarte llevar por tus impulsos y pasiones. Solo tú podrás evitar tener que parar por las molestas e inoportunas lesiones.

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