¿ Es la nutrición la panacea del rendimiento ?
Sonia Bejarano nos habla de uno de los temas con más versiones que existe en triatlon
Antes de que empecéis con el artículo, me gustaría puntualizar que no soy nutricionista y aunque siempre me he interesado por esta materia y he cuidado el adquirir hábitos saludables, debería ser un profesional el que evaluara y dirigiera vuestra dieta. Creo que demasiadas ocasiones, se magnifican las cualidades nutricionales de algunos alimentos que se ponen de moda (en su momento las bayas de goji, la quinoa, semillas de amapola y amaranto o lecitina de soja).
Reconozco que en determinados ocasiones, yo también me he dejado guiar por modas; a finales de los 90 la industria nos bombardeó con productos light, aparecían como la solución para aquellas personas que quisieran reducir la ingesta calórica, porque en aquellos momentos, lo que interesaba a la mayoría de la población era contar calorías haciendo únicamente referencia al aspecto cuantitativo de la dieta. Productos que prometían bajar su proporción de azúcares y grasas pero que por el contrario mostraban elevados porcentajes de edulcorantes y estabilizadores para darle sabor, sin embargo, poco nos importaron estas sustancias sin valor nutricional alguno ni sus consecuencias, puesto que nos permitían ingerir “alimentos” sin “engordar”.
Ese ha sido el motor de búsqueda continua, poder comer sin que ello suponga una ganancia de volumen y de masa y por ello, no cesamos de “descubrir” cada temporada el alimento estrella de turno o la solución a nuestra grasa acumulada en una nueva dieta; dieta disociada, Dukan, libre de gluten (sin que el individuo en concreto presente intolerancias o alergias), dieta de sirope de Arce, paleodieta o entrenamientos en ayunas.
No seré yo la que desbanque cada una de ellas, cada uno es libre de probar y experimentar a su antojo y para ello hay muchos profesionales argumentando los pros y los contras de las mismas. Yo misma sin ir más lejos, a principios del 2000 también experimenté con la dieta disociada (comía pocos hidratos -2 veces por semana-, no mezclaba hidratos con proteínas, no mezclaba diferentes tipos de proteínas y también seguía pautas sobre la alcalinidad y su combinación de los alimentos que ingería, todo sin supervisión de profesionales, solo a partir de lecturas y bibliografía en auge que iba adquiriendo y que parecían lógicas y bien argumentadas).
Por supuesto también probé la dieta de sirope de Arce y entrené durante más de tres años en ayunas, incluso entrenamientos duros aunque esto se debía más bien a mis horarios de universidad y a que me resultaba imposible desayunar antes de empezar el entrenamiento a las 7:00am. Por unos motivos u otros, he experimentado en mi cuerpo esas ayunas y tengo mi propia opinión que me reservo, si bien os ofrezco mi conclusión, no recuerdo la última vez que hice ese tipo de entrenamiento. Esto no significa que yo esté en lo cierto, simplemente trasmito mi experiencia. A día de hoy, por el tipo de entrenamiento que hago, no me compensa seguir esta vertiente de modo voluntario.
Otro punto en el que quiero incidir es que hoy en día, tenemos tal cantidad de información en redes que no sabemos cómo utilizarla ni cómo digerirla y nos dejamos aconsejar por gente sin titulación (y esto no solo en cuanto a nutrición sino también en cuanto a entrenamiento). Nutrición y entrenamiento hacen referencia a la salud de nuestro organismo y deberíamos cuidar este aspecto y no caer en los errores que yo misma he cometido al experimentar en mí, dietas por mi cuenta y riesgo. Personalmente, me alarma la cantidad de suplementos alimenticios con la que complementamos, lo expandido de la práctica y el consumo tan “a la ligera” de los mismos. Estamos muy pendientes de “alimentar” a nuestro músculo cuando no es uno de los sistemas imprescindibles de nuestro organismo.
Al menos esto es lo que el nutricionista Daniel Escaño (NutriciónDe), me ha trasmitido en una de sus charlas. La importancia de una dieta equilibrada para una vida saludable y el equilibrio de los sistemas vitales de nuestro cuerpo, es fundamental. Daniel insiste en el cuidado de este equilibrio y llama la atención sobre este desmesurado cuidado del sistema muscular cuando no es uno de los imprescindibles para que un organismo se mantenga con vida pero que sin lugar a dudas, será el primero que paralizará sus funciones en caso de que falte algún nutriente esencial.
Es por esta revelación que quizás debiéramos pensar en alimentarnos equilibradamente con el objetivo de estar sanos y una vez logrado este objetivo, pensar en el rendimiento deportivo que parece no poder llevarse a cabo ante la falta o desequilibrios de determinados nutrientes. En otros términos, estamos “empezando la casa por el tejado”, poniendo tiritas y parches con suplementos; por ejemplo, de omega 3, cuando quizás debiéramos reestructurar nuestra dieta. Sobre este ejemplo del equilibrio de omega 3 y otros, ha sido la nutricionista Clara Rosa González la que ha llamado mi atención y en definitiva ha mejorado y cambiado algunas pautas en mi dieta, introduciendo frutos secos (alimento inusual en mis anteriores hábitos), incrementando la ingesta de legumbres y verduras y bajando un poco la de frutas, incrementando también el consumo de pescado azul y bajando la ingesta de carne para terminar con un aumento de grasas “buenas” (moinsaturadas y poliinsaturadas) en detrimento de las procedentes de origen animal.
Además, me ha guiado en el mundo del etiquetado y me ha concienciado en la elección de aquellos productos sin azúcares añadidos, cómo detectar este azúcar y evaluar su contenido. Por supuesto, he superado totalmente mi dependencia de los edulcorantes.
Puede que a pesar de cuidar algo más mi alimentación no mejore en cuanto a rendimiento se refiera, además es imposible que pueda cuantificar en el crono una mejora por un cambio en nutrición (nunca sabré si la mejora es producto de la dieta, de que estoy más centrada, más motivada o de que en definitiva he entrenado mejor o he introducido nuevos métodos en mi sistema de trabajo como el entrenamiento con IAltitude o quizás haya una sinergia de todas ellas). No podremos cuantificar objetivamente la ganancia marginal de esa mejora proveniente de la nutrición pero es posible hacer una valoración subjetiva de la misma (también difícil de valorar sin estar mediatizado). Mi evaluación tras dejarme aconsejar por unos profesionales es positiva, a día de hoy puedo mantener un nivel de energía constante durante todo el día, sin picos de baja productividad, puedo mantener la atención en todas las tareas y en definitiva soy más productiva, lo que me lleva a un grado de satisfacción superior al estado anterior.
Por último, quiero hacer ver que podría venderos un método infalible una vez me saliera una temporada redonda y publicar una receta mágica demostrando con argumentos de resultados que un alimento en concreto o que un sistema de entrenamiento funciona, porque el público, está deseoso de creer y comprar esas recetas únicas y universales. En el campo de la nutrición, el alimento mágico no existe, es la combinación adecuada de todos los nutrientes ingeridos a través de los alimentos lo que nos proporcionará ese equilibrio y mejora en salud. En cuanto a entrenamiento no hay un único método, es la combinación y proporción de varios de ellos en función de las necesidades y demandas del deportista. Por todo ello, lo que sí que es imprescindible es el conocimiento holístico de las materias con las que trabajamos para poder dar unas pautas adecuadas según circunstancias en el terreno en el que uno es profesional.