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Entrevista a los pioneros del Zarauzko Triatloia

Jesus Agoues y Jose Maria Gibelalde orgadores del Zarauzko Triatloia nos cuentan sobre aquellos inicios

Agoues y Gibelalde fueron parte del grupo de pioneros que acercaron esta disciplina deportiva a los zarauztarras. La organización ha querido entrevistarles para esta 33 edición que se celebrará el 8 de junio.

¿Cómo surgió la idea de organizar un triatlón en Zarauz?

Agoues: Diría que la semilla de la Zarauzko Triatloia es la travesía a nado Getaria-Zarautz. Desde hace mucho tiempo, la prueba contaba con muchos participantes que venían de fuera. Uno de esos asiduos era un tal Oscar Gutierrez, de Santander. Le encantaba el pueblo. Fue idea suya organizar un triatlón en Zarauz.

Creo que andaba metido en la organización de una prueba de triatlón en Vitoria, y no pudieron llevarla a cabo. Entonces, se le ocurrió que nuestro pueblo podía ser un buen sitio para eso, y se puso en contacto con la gente de la Oficina de Turismo. Estos le pasaron el contacto de la organización de la travesía a nado, y creo que se fraguó en ese momento la idea de organizar la prueba.

Gibelalde: Corría el año 1987 cuando surgió eso. Era la fecha en el que se cumplian 750 años desde que se fundó el pueblo de Zarauz, y el ayuntamiento quería hacer algo especial. A raíz de eso, se pusieron en contacto con nosotros (club de atletismo) y con los de natación y culturismo, para tantear que se podía organizar.

Para aquella época, ya conocíamos los triatlones que se celebraban en Estados Unidos, y Oscar Gutierrez ya sabía bastante del tema. Como aquí ya se celebraba la travesía a nado, y el entorno era muy apropiado para correr y montar en bici, nos pareció que Zarauz tenía potencial para organizar un triatlón.

¿Qué distancias cubría aquel primer triatlón?

Gibelalde: Aproximadamente, 2 kilómetros nadando, 80 en bicicleta y 20 corriendo.

¿Y cuántos participantes tuvo la primera edición?

Gibelalde: Creo que fueron unos 40.

Agoues: Sí, y entre esos dos eran zarauztarras. Yo participé en la segunda edición. En ese año, los de la marca Austral nos comunicaron que dejaban de organizar el triatlón, y fue entonces cuando Ana Mari nos llamó desde la Oficina de Turismo. Para entonces, Gibelalde ya andaba metido en la salsa. Durante muchos años, hemos sido nosotros cuatro los encargados de organizar la prueba.

¿Recordáis cuáles eran los premios de aquellas primeras ediciones?

Agoues: No me acuerdo exactamente, pero eran buenos.

Gibelalde: Sí, y eran iguales para mujeres y hombres.

Agoues: Desde el año en el que participó la primera mujer, los premios fueron iguales. Creo que también fuimos pioneros en eso.

¿Y solía venir la gente de la élite?

Agoues: Odoi, Santamaria, Eduardo No.. También solía participar un australiano de casi dos metros, un fenómeno. De todos modos, en aquella el triatlón no tenía demasiado prestigio, y todos estos no eran deportistas famosos. Pero, si, venía gente buena; es prueba de ello que una edición fue puntuable para el circuito Europeo.

A raíz de esto, me acuerdo de las discusiones que solía tener con Juan Treku. El veía claro que había que intentar traer a los mejores atletas, aunque hubiera que pagarles el vuelo etc. Yo le decía, “si da igual, en el pueblo no les conoce nadie!” jajaja… Juan intentaba darle prestigio de la prueba.

¿Qué acogida tuvo la prueba por parte de los zarauztarras?

Agoues: Muy buena. Mucha gente del pueblo ha vivido muy intensamente la prueba. De todos modos, aquellos años nos costaba conseguir voluntarios para el día de la prueba, eso es así; se necesitaba mucha gente. Al final, siempre conseguimos juntar gente. Nosotros intentabamos “enganchar” a amigos, cuadrilla, familia… etc. De hecho, creo que hoy en día los de mi cuadrilla sigue colaborando!

Uno de los mayores diferenciadores del Zarauzko Triatloia es su entorno.

Agoues: Eso fue cosa de Juan Treku, se encargó él de idear el circuito. De hecho, yo me manifestaba en contra de las cuestas (de Aia) que él proponía. Me parecían demasiado duras, y creía que muchos participantes podían estar en contra. Luego, el tiempo le ha dado la razón a Treku, porque el circuito es uno de los alicientes de la prueba.

Os encargasteis de la organización durante muchos años. ¿Con el paso del tiempo, acumulasteis mucha carga de trabajo?

Agoues: Sí, yo acabé muy cansado, pero creo les dimos el relevo a los siguientes en el momento perfecto. Nosotros estábamos ya cansados cuando apareció el nuevo grupo. Estos se atrevieron a hacer cosas que ha nosotros nos daban miedo, y acertaron de pleno. Subieron el precio de los dorsales y redujeron la cantidad de participantes. De esta manera, consiguieron que la prueba estuviera financiada. Además, empezaron a trabajar mucho mejor que nosotros la comunicación, promoción etc.

Este año se celebrará la 33 edición. ¿Seguis esperando con ilusión el día de la prueba?

Agoues: Sí, claro… El día de competición me suelo acercar a las cuestas de ciclismo con la moto, a animar a los participantes.

¿Qué futuro le veis a la prueba?

Agoues: Los siguientes años pintan muy bien. Visto desde fuera, parece que todo está bien organizado. Tal como he dicho antes, creo que pasamos el relevo en el momento perfecto.

Este año participarán 99 mujeres. ¿Qué os sugiere el dato?

Agoues: Es muy buena señal. El año en el que participé yo, en la segunda edición, solo participó una mujer: Dina Bilbao. Era muy conocida en el País Vasco, competía en diferentes disciplinas deportivas. Que ahora vayan a participar 99 mujeres es un dato magnífico. Creo que en eso ha influido mucho la figura de Ainhoa Murua.

Gibelalde: Sí, a mí también me alegra mucho que aumente el número de mujeres en la prueba.

¿Recordáis alguna anécdota?

Agoues: Si, muchas… Me acuerdo de mi participación en la prueba. En aquel entonces, no tenía neopreno para la parte de natación, eran muy caros. Valían unas 25.000 pesetas, un dineral en la época. Un amigo me prestó el suyo; era de submarinismo. Me lo probé en casa, y luego, no me lo podía quitar, ¡era imposible! Le pedí a la organización que dejaran entrar a mis amigos a la zona de los participantes, para que me ayudaran a quitar el neopreno cuando saliera del agua. ¡Menuda película! Hay una foto que recoge ese momento… Definitivamente, ¡era otra época!

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